El coronavirus provocará un aumento de las temperaturas a corto plazo
Durante los últimos meses, el coronavirus ha reducido drásticamente la contaminación atmosférica en muchas zonas del planeta. A corto plazo, la menor concentración de contaminantes es muy positiva para la salud de millones de habitantes, pero según un grupo de científicos británicos, también puede provocar un aumento de las temperaturas.
En el Reino Unido, varias semanas de confinamiento han hecho que el tráfico rodado o el de los aviones, haya caído empicado. También lo ha hecho el ritmo de actividad industrial, algo que ha limpiado el aire de las ciudades hasta un 40 por ciento, según expertos en contaminación de la Universidad de York.
¿Y por qué si estamos reduciendo la contaminación, y con ella la concentración de los conocidos gases efecto invernadero, está previsto que suban aún más las temperaturas? Detrás de la respuesta, está el tipo de contaminantes y cómo estos interactúan con la radicación solar.
Por ejemplo, el dióxido de carbono, es un gas efecto invernadero que permanece mucho tiempo en la atmósfera y produce calentamiento global. Para que realmente deje de calentar el planeta, tendría que pasar bastante tiempo sin que aumente su concentración, entonces empezaríamos a notar un efecto de enfriamiento.
Mientras, hay otros productos contaminantes que conviven con el dióxido de carbono, pero que hacen lo contrario, ayudan a enfriar la atmósfera. Esos compuestos, permanecen suspendidos en el aire mucho menos tiempo y por lo tanto, un cambio de su concentración atmosférica, si podría ser notable en un plazo de tiempo relativamente corto.
El dióxido de carbono actúa como un gas de efecto invernadero que calienta el planeta, y las partículas, también parte de la contaminación, hacen lo contrario enfriándolo
Entre esos contaminantes que ayudan a bloquear la radiación solar, a enfriar, y que no pasan tanto tiempo en la atmósfera, están las partículas, y los sulfatos son de las más comunes.
Este tipo de partículas sólidas, también conocidas como aerosoles, suelen pasar días a semanas suspendidas en el aire. Una vez se depositan en la superficie, dejan de reducir la energía que llega del sol. Esa energía entonces la absorbe el dióxido de carbono, el metano o el vapor de agua, todos gases efecto invernadero.
Los aerosoles que a diario ayudan a reducir la cantidad de energía solar que calienta el sistema climático de la tierra pueden ser de origen natural o humano. Los naturales incluyen entre otros, el polvo de los desiertos, las cenizas volcánicas o la sal de los mares y océanos.
Los de origen antropogénico pueden ser los mencionados sulfatos, aunque también añadimos a la atmósfera nitratos o compuestos de origen orgánico.
Aunque a corto plazo la reducción de partículas por el coronavirus provoque un aumento térmico, a largo plazo, reducir el dióxido de carbono ayudaría a enfriar el planeta
Francis Pope, científico de la Universidad de Birmingham en el Reino Unido, aclara que, aunque a corto plazo la reducción de contaminantes debido al efecto coronavirus podría provocar un aumento de las temperaturas, a largo plazo supondría una descenso de las temperatura global del planeta.
Llegar a ese escenario que pretenden alcanzar un buen número de gobiernos, estaría condicionado por la reducción de contaminantes de largo recorrido como el dióxido de carbono, y podría no ocurrir hasta dentro de un par de años.
A parte del impacto a corto o largo plazo que tenga la reducción de la contaminación en las temperaturas, no hay que olvidar que también influye drásticamente en la salud de millones de personas. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), cada año pierden la vida unas 7 millones de personas por problemas de salud relacionados con la elevada contaminación del aire.
Por:
Comentarios
Publicar un comentario